Hace tres años tuve que sentarme a pensar en cuál sería mi visión de liderazgo para la siguiente etapa de mi vida. Había llegado a la cuarta década con muchos de mis sueños cumplidos y metas personales logradas. Era momento de establecer un nuevo camino para las próximas dos décadas.
Mi principal objetivo profesional, participar en el mundo corporativo, especialmente en el sector de tecnología, está logrado. Estoy en la faceta de motivar personas y que éstas encuentren aquello que las hace felices y lo que les apasiona. Para mí la pasión, el compromiso y la integridad son valores fundamentales en la vida. Al resolver eso, lo demás cae por su propio peso, en todos los ámbitos: personal, profesional, social.
Así, considero que mi deseo de influenciar gente, que mi voz sea escuchada y valorada en el ámbito del marketing y de los negocios, ha sido concretado. Ser líder de mercadeo para una región multicultural y diversa es un reto interesante en el que estoy a punto de cumplir cuatro años. En ese tiempo he aprendido mucho y tenido la oportunidad de interactuar con gente profesional que a lo mejor no lo sabe, pero me ha enseñado bastante. Y si bien los viajes siempre me gustaron, los he dosificado, de tal forma que no me alejen de mi familia por periodos muy prolongados.
Es por ello que a pesar de mis responsabilidades corporativas, nunca estuve ausente en la crianza de mi hija, la cual comparto con mi esposo como un verdadero equipo. Una vez al año, desde el 2013, la llevo a uno de mis viajes de trabajo. Esto fue un cambio transcendental en cómo ella veía mis retos diarios. Desde el inicio, a partir de esas experiencias siempre estuvo orgullosa y feliz de ver lo que su mami era y hacía.
En lo personal también me siento satisfecha, mi socio de vida es estupendo y nos complementamos muy bien. Ya en mis 40s sé claramente dónde y con quién quiero compartir mi tiempo y el rol que quiero tener en la sociedad: promover la inclusión de la mujer en el mundo laboral en igualdad de condiciones y a dar soporte a todas aquellas mujeres que deben enfrentar la sociedad machista que les cuestiona cumplir sus sueños profesionales a costa de sacrificar la estabilidad familiar. Cisco, empresa en la que trabajo, me ha dado la oportunidad de empezar con este tópico y estoy activamente orientando mujeres en este tema.
Ahora, ya establecidos mis objetivos para los próximos años, navego por el camino que me he trazado con apertura de mente, resilencia, paciencia y optimismo.
¿Por qué lo comparto?
Dedicar horas a pensar que se quiere de la vida, no es un ejercicio sencillo, pero personalmente creo que es necesario. Nos ayuda a tener una guía, una luz en nuestro camino. Posiblemente no suceda tal cual esperamos, o en el tiempo que esperamos, pero para eso uno debe ser flexible y superar los retos que la vida nos presenta.
Me inquieta mucho cuando converso con personas que están empezando su vida como adultos o que están trabajando ya hace unos buenos años y aún no tienen sueños, objetivos o idea de lo que quieren hacer en el mediano y largo plazo.
Desde mi perspectiva creo que los sueños son importantes: nos motivan y ayudan a tener objetivos. Eso le digo siempre a mis alumnos y a la gente que capacito y entreno en diversos temas.
Por eso los invito a regalarse unas horas y explorar en su interior y poder trazar esos objetivos, pasos, iniciativas a tomar, que nos acerquen a lo que soñamos para nosotros.
Como dice el personaje “Agrado” de Pedro Almódovar en su película Todo sobre Mi Madre: “Uno es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó para sí misma”.
Brillante amiga!
Gracias Mariel.
Excelente artículo Romina. Felicitaciones! y permíteme compartirlo con buenas amigas.
Saludos,
Nancy
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Muchas gracias Nancy, claro que sí, un honor q lo compartas.